48 horas en bicicleta por San Francisco

De entrada uno podría salirse a todos los puntos turísticos y quedarse nada más con esa cara de San Francisco, pero desde una bicicleta todo cambia. Como muchas ciudades americanas, San Francisco ha hecho un gran esfuerzo por darle su lugar a los ciclistas, y ha valido cada centavo. Sobre una bici puedes cubrir más, puedes visitar lugares intermedios que pasarías de largo en auto, sientes más el ritmo de la ciudad y su gente y, además, disfrutas del clima increíble que tiene esa región. Así que no dudes en rentar una bicicleta o pedir las del hotel. Será una experiencia diferente.

Día 1 / Junto al agua

El primer día sal temprano hacia el Ferry Building Market Place, siempre lleno de turistas, pero también lleno de cosas deliciosas. Sentado en una mesa bajo el cálido sol californiano, desayuna un sándwich de huevo con tocino y aguacate del American Eatery, y un café del ya famoso Blue Bottle Coffee. No subestimes el sabor de un tocino hecho con tiempo y amor, perfectamente ahumado y dorado; será el combustible perfecto para pedalear todo el día.

Sal del mercado y anda por el carril de bicicleta de Embarcadero hacia el Golden Gate Bridge. En el camino pasas por el Exploratorium, un museo de ciencia, arte y percepción humana que tiene juegos divertidos de aprendizaje para chicos y grandes. Si estás de viaje con niños tu día puede desviarse aquí un par de horas para luego ir al Fisherman’s Wharf a comer patitas de cangrejo en Alioto’s. Si no, sigue hacia el Golden Gate y un poco más adelante tendrás el Palace of Fine Arts, el cual es bonito de lejos pero de cerca cautiva porque su escala y belleza son imponentes.

Luego de disfrutar un rato el sol, sentado en una banca frente al estanque, sube de nuevo a la bici para cruzar el famoso puente colgante. La entrada está unas cuantas subidas más tarde, pero no es nada que el desayuno de tocino no pueda sacar adelante. El cruce tiene su encanto porque el puente es largo y, entre el viento y el escenario, sientes que estás llegando a los confines del mundo. Además, en bicicleta tienes la ventaja que te puedes detener a tomar fotos o voltear hacia arriba para maravillarte con el gran tamaño de la estructura.

Al final de la ruta te espera Sausalito, una comunidad pintoresca perfumada por las acacias en primavera. En su calle principal encuentras galerías de arte, tiendas de ropa y antigüedades, wine bars y restaurantes con mesas al aire libre. A esta altura ya es momento de bajarse de la bicicleta para pasear y curiosear en las tiendas y galerías de su calle principal. Antes de sentarte en Salito’s a tomar una copa de blanco californiano y degustar ostiones locales, no olvides checar a qué hora salen los ferries de vuelta. Si prefieres ahorrarte la fila, un taxi hasta tu hotel te cobrará cerca de 50 dólares.

Día 1 / Hedonismo puro

San Francisco está lleno de salones de yoga, así que apúntate a una clase con alguno de los mucho maestros certificados. Elegir un shala por el Golden Gate Park es buena idea para después desayunar en la terraza del De Young Museum. La construcción del museo proyectado por Herzog & de Meuron es un deleite de materiales y formas, y su jardín de esculturas también es muy interesante, especialmente la obra de James Turrell que está al fondo.

Del De Young te puedes pasar a la California Academy of Sciences o al impecable Jardín Japonés. Entre más temprano llegues, mejor, porque el espacio con menos gente se disfruta más. Luego de este, tal vez te parezca mucho jardín, pero sería pecado dejar pasar de largo el Jardín Botánico con 22 hectáreas y 50 mil plantas de todo el mundo. El Golden Gate Park es enorme. Tiene un campo de polo, otro de golf y lo puedes circular todo en bici perfectamente. En verano es la sede del famoso festival de música Outside Lands.

Para comer, vuelve al Market Place y siéntate en un banco en la barra del Hog Island Oyster Co.; ahí te enteras de todo lo que hay en el menú porque te lo cocinan justo en frente. Las especialidades se rigen por temporada, así que pide lo que tengan del día. Las almejas en vino blanco y las gambas con mantequilla y ajo son buenas opciones. Los ostiones —seis variedades de ellos— están fresquísimos también.

Después de comer puedes pasear por el malecón, comprar boletos para un juego de beisbol o para un concierto, o simplemente irte de compras. Cerca de Union Square vas a encontrar lo que buscas: hay boutiques y tiendas departamentales. Si tienes ganas de un paseo diferente camina hacia Chinatown, el barrio chino más grande de Estados Unidos.

Si lo tuyo es el diseño o el nuevo urbanismo entonces lánzate desde temprano al Dog Patch. Como lo deja ver su nombre, es una zona pequeña. Ahí vas a encontrar The Museum of Craft and Design, tiendas de productos de diseñadores locales, restaurantes y mucha onda. Después de recorrer un poquito sus calles, siéntate en alguna de las bancas de Smokestack a comer un sándwich de pastrami hecho en casa, brisket y costilla con salsa BBQ y mostaza picante. Para acompañar, pide una cerveza de Magnolia Brewery, hecha justo detrás del restaurante. Si te queda lugar para postre, camina unos pasos a la heladería Mr. and Mrs. Miscelaneous y prueba uno de sus ingeniosos sabores, como el de Fernet y naranja con miel. ¡No cuentes las calorías! Al fin y al cabo tienes un camino largo de vuelta al hotel.

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