Detrás de la restauración del nuevo estadio de los Diablos Rojos

El arquitecto Francisco González Pulido fue el encargado del proyecto de modernización del nuevo estadio de béisbol Alfredo Harp Helú en la Ciudad de México. Después de tres años de construcción, la nueva sede de los Diablos Rojos del México se inauguró el 23 de marzo, justo antes del inicio de la nueva temporada el 5 de abril.

El nuevo hogar del equipo con mayor afición del país fue un proyecto dirigido por el estudio FGP Atelier. El concepto guía fue establecer la dualidad entre el México prehispánico a través de la base y el México contemporáneo a través del techo.

Al entrar, los visitantes se encuentran con una serie de pirámides de tierra volcánica que funcionan como base de la estructura. Formas que recuerdan la historia del país. Mientras que el techo, una construcción de acero monumental pero ligera, simula la cola de un diablo y te sitúa en la modernidad. Todo esto concebido como un gran anfiteatro al aire libre.

La arena tiene un significado histórico especial en el paisaje deportivo de México, ya que su ubicación se encuentra en la sede principal donde se llevaron a cabo los Juegos Olímpicos de 1968. Ahora, con esta restauración, tiene una capacidad para 20 mil personas y está equipada con dos pantallas gigantes, asientos de lujo y una última generación de césped sintético. Los espacios que serán puntos de reuniones están en las esquinas norte y sureste del complejo, y también hay jardines en el extremo suroeste del lugar.

La instalación, que ha batido récords como el estadio de béisbol más caro de México con un precio de 3.4 mil millones de pesos, también busca integrarse en la comunidad circundante. La idea era crear un estadio que sirva como centro social y cultural en los próximos años, que fomente el compromiso e incorpore las tradiciones mexicanas.

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