Siete cosas que deberías saber sobre los vinos espumosos

Todos conocemos los vinos espumosos, pues cualquier celebración es una excusa perfecta para abrir una botella. Como buen amante del vino, hay al menos siete cosas que deberías saber sobre esta bebida.

Existen distintos tipos de espumosos

Las formas más comunes de hacer este tipo de vinos son: a través del método tradicional o del método Charmat.

El primero se caracteriza por una carbonatación proveniente de una segunda fermentación bajo el corcho en la botella, y el segundo consiste en hacer las burbujas mediante tanques de acero inoxidable bajo presión antes de embotellar el vino.


Se producen en todo el mundo

Podrás pensar que Francia, la región de Champagne sobre todo, tiene el monopolio de los mejores vinos espumosos. Pero no es verdad. De hecho, varios espumosos prestigiosos provienen de California o Italia, de donde son el Prosecco y el Lambrusco, gracias a la cantidad de estilos y sabores que ofrecen.


No hay un solo Prosecco

La regla de oro para los vinos espumosos italianos es que no hay un solo tipo de Prosecco. Pueden ser brut, seco y extraseco, dependiendo de su grado de dulzura. El primero cuenta con 15 gramos de azúcar residual (esa que no se convierte en alcohol), el segundo de 15 a 20 gramos y el tercero de 20 a 35 gramos.


Champaña rosada no es lo mismo que vino rosado

El vino espumoso o champaña rosada se elabora añadiendo un vino tinto premium a la mezcla del espumoso, consiguiendo una riqueza de sabores y aromas, así como una textura increíble.


No solo sirven para celebrar

Sí, es divertido sacar la champaña en una fiesta. Pero el vino espumoso no solo se usa en celebraciones. De hecho, la champaña es súper versátil y permite combinarse con mariscos, postres y quesos.


Burbujas hasta por tres días

Si por alguna razón no te llegas a terminar la botella que abriste, puedes ponerle un tapón y refrigerarla hasta la siguiente ocasión. Solo recuerda que las burbujas, esenciales en el vino espumoso, tan solo duran dos o tres días.


Se sirven fríos siempre

Ojo: fríos sí, helados no. Ten en cuenta que su temperatura ideal va de los 6 a los 8 ºC, aunque si es un vino muy maduro puede alcanzar hasta los 10 ºC, pero no más. De hecho, mientras más frío se encuentre un vino espumoso es más propenso a perder su aroma y su sabor.

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