Una guía por Buenos Aires de tres en tres

Los viajes, como todo lo demás, hay que hacerlos paso a paso. Es importante recordar esto siempre en una ciudad como Buenos Aires: territorialmente vasta (sus cuadras, que son larguísimas, parecen hacer honor al acento local), y riquísima en atracciones y tentaciones, por lo que es vital llevar las prioridades claras. Por eso, dejamos aquí varios listados de imperdibles, de tres en tres, que permitirán a quien visite la capital argentina tomarse las cosas con calma, sin perderse por las ramas.

Por Carlota Rangel y Ruy Febén

Tres básicos de Buenos Aires

Lo bueno y lo malo de viajar, es que nunca vamos a poder abarcar un lugar por completo; sin embargo, siempre hay ciertos sitios clave cuya visita vale para decir que «conocemos» la ciudad o incluso el país completo. Tal es el caso de estos tres básicos porteños.

Microcentro
Todas las ciudades tienen un centro, pero sólo Buenos Aires tiene un Microcentro: la parte central de la mismísima parte central de la ciudad. En realidad es un resumen de las glorias porteñas en torno a la Plaza de Mayo y la Casa Rosada: la Catedral (acaso la construcción eclesiástica latinoamericana más extraña que hay porque no es barroca, sino neoclásica, y más que iglesia, parece banco), el Obelisco, la Av. 9 de Julio y sus tres camellones, los pregones de Corrientes, y el Teatro Colón, uno de los mejores del mundo.

Caminito
La clásica postal porteña se toma en la esquina de Magallanes y el callejón de Caminito, en el barrio de La Boca: dos líneas de casitas en los tonos del arcoíris se coronan con una esquina que anuncia «CAMINITO» con un letrero gigante, sobre el cual la escultura de un hombre saluda. Este barrio es hoy una atracción turística por sus colores, pero en el pasado era la red de caminos por los cuales hacían tierra las mercancías que llegaban por mar, vía el puerto de La Boca (del Río de La Plata). Los colores provienen de esa época mercantil: los aduaneros y hoteleros pintaban sus casas con los pigmentos que sobraban de sus transacciones para no gastar. Hoy, esa herencia constituye el mejor sitio de la ciudad para hacerse una foto.

Puerto Madero
Modernos rascacielos, restaurantes de altura, y hasta una reserva ecológica, son los órganos de Puerto Madero, la parte de Buenos Aires que le grita al planeta que Argentina es un país de verdad contemporáneo. Vale la pena una caminata: bajar de San Telmo en dirección al puente, llegar hasta la Reserva Ecológica Costanera Sur, y volver por el lado de la Plaza de Mayo. Hallazgo inesperado en el lado más moderno de la ciudad es el Museo del Humor, una declaración considerable en el país de Les Luthiers.


Tres paseos por la cultura

Buenos Aires es una ciudad de arte (popular y académico por igual), literatura y belleza. Por fortuna, hay sitios donde ese ánimo local se concentra y se materializa en espléndidos museos.

MALBA
Pocas capitales latinoamericanas pueden competir con la cantidad de ires y venires culturales que tiene Buenos Aires. El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) es una celebración de ello. Su colección permanente es un recorrido por el arte latinoamericano del siglo XX, revelador tanto por los nombres que contiene (desde Diego Rivera hasta María Martins o Alejandro Xul Solar), pero también por la claridad con la que establece la importancia del arte latinoamericano en el contexto global. Sus exposiciones temporales incluyen a artistas latinos vivos, emergentes y consolidados, que son también puertas a lo que pasa en esta zona del mundo.
Figueroa Alcorta 3415, Palermo, Buenos Aires

Museo Nacional de Arte Decorativo (Palacio Errázuriz)
El Palacio Errázuriz es una de las casas más bonitas de Buenos Aires, una ciudad que de por sí está repleta de casas bonitas. Sin embargo, su auténtico valor está más allá de la fachada nouveau. Dentro, los salones diseñados al estilo hotel particulier albergan el Museo Nacional de Arte Decorativo (entre otras instituciones culturales argentinas). Objetos de principios del siglo XX, desde grandes comedores hasta vajillas, jarrones, cuadros, artículos de baño y otras curiosidades, son un viaje en el tiempo, hasta los años en los que el embajador chileno Matías Errázuriz comisionó la pomposa construcción. En el patio frontal, el café Croque Madame ofrece buen café de jarrito y lágrimas (un cortado invertido: una taza llena de leche con apenas una lágrima de café) para terminar la tarde.
Av. del Libertador 1902, Palermo, Buenos Aires

El Zanjón de Granados
La capital argentina es una ciudad relativamente joven. Aunque ya era un puerto en la colonia, su construcción actual no ocurrió sino hasta el período de opulencia del país, en el siglo XIX. Por lo tanto, hay pocas construcciones de más de 200 años. Una de ellas es el Zanjón de Granados, edificio que cuenta, a través de sus construcciones y reconstrucciones, la historia de la ciudad desde 1536, cuando fue establecida por primera vez. Es un recorrido único en Argentina: pueden visitarse las cocinas decimonónicas, pero también los sótanos típicamente coloniales. También es posible comprender en el recorrido la relación que la ciudad siempre ha tenido con su río, La Plata, y cómo ese cuerpo de agua la hace única.
Defensa 755, San Telmo, Buenos Aires


Tres bocados clásicos

Si algo saben hacer bien los argentinos es disfrutar la vida. Es imposible encontrar una ensalada, pero en sus menús siempre va a estar presente la santa trinidad del sabor: carne, masa y queso escurriendo por doquier.

Güerrín
Los argentinos aseguran que las de Güerrín (ojo en la diéresis) están entre las mejores pizzas del mundo. Buena parte del planeta está acostumbrada a las pizzas estilo Nueva York (delgadas, vastas), y eso es una desgracia, porque los argentinos tienen razón: las pizzas regordetas, vastas pero a lo ancho, son mejores que casi todas las que hay en el cosmos. La variedad no es amplia, pero sí feliz: la de mozarella, la de verduras con salsa blanca, la especial de jamón, pimientos y aceitunas. Entre sus feligreses cuenta a todas las generaciones porteñas, que se congregan religiosamente en torno a una de sus tradiciones más viejas: las Güerrín que están sobre Av. Corrientes desde 1932.
Corrientes 1368, Zona de Teatros, Buenos Aires

El Club de la Milanesa
Hay restaurantes que no por tener sucursales empeoran. Es el caso de El Club de la Milanesa, amplia red de comederos para hambrientos auténticos. Todas sus milanesas abarcan varias manos, las hay desde clásicas (de empanizado minucioso, bien pegado a la ternera suave y todavía jugosa) hasta las que parecen pizzas, con queso, tomate y rúcula. Si la milanesa es uno de los monumentos argentinos más respetables, el Club merece ser la logia que la protege.
Gorriti 5702, Palermo, Buenos Aires

La Cabrera
Hay cientos de parrillas en Buenos Aires. Casi todas son buenas; algunas son excelentes; pocas son famosas. La Cabrera es celebrada no sólo por turistas (que los hay, y muchos, a las puertas de otros establecimientos no tan buenos), sino por locales, lo cual garantiza lo que el visitante quiere probar en un buen corte argentino: carne de primera, con apenas resquicios de brasa, acompañada de matambritos, chistorras y salsas. Quien visite Buenos Aires, visitará muchísimos asados; todos ellos pueden faltar, excepto La Cabrera.
José A. Cabrera 5127, Palermo, Buenos Aires


Tres barrios, tres ciudades

Una de las cosas más impactantes de Buenos Aires es el tamaño de sus cuadras: los mapas asemejan dimensiones normales, pero, en realidad, cada barrio es una pequeña urbe independiente, con su propia cultura, vicios y encantos.

Palermo
Todas las ciudades respetables tienen barrios en los que es obligatorio usar lentes oscuros sin importar la hora o el clima. Palermo es el de Buenos Aires. La zona cool de la capital argentina tiene muchas áreas más pequeñas, pero las dos más reconocibles son: Palermo Hollywood, que recibe el nombre por la alta concentración de casas productoras, agencias de publicidad y otros hervideros creativos que tiene, pero que también le hace honor al nombre con los restaurantes de marquesinas iluminadas que pueblan sus calles; y Palermo SoHo, cuyo nombre viene de Nueva York y Londres, y de las galerías de arte y tiendas de moda que este barrio comparte con los de allá. Restaurantes de autor, bares cool y boutiques de exquisiteces son los principales habitantes de la zona.

Recoleta
Familiar, listo para caminatas a cualquier hora, reporteño: Recoleta es la zona que le ha merecido a Buenos Aires ser llamada «la París de América». Caminar por avenida Santa Fee o avenida de Mayo zanja cualquier duda al respecto: construcciones de estilo neoclásico o rococó, amplias aceras, parques, pequeñas misceláneas y centros culturales. Una de las principales atracciones es el Cementerio de la Recoleta, que, igual que los de París, es un recorrido de distinguidas lápidas con nombres de ilustres. La protagonista: Evita Perón, ni más ni menos.

San Telmo
Callecitas empedradas, restaurantes-bares que venden cerveza y café de manera indistinta y música de acordeón son el marco de San Telmo. Considerado el barrio más antiguo de la ciudad, tiene ese garbo de antaño, aderezado por la población de vieja usanza: gente que no tiene reparos en armar un asado a mitad de la calle. El plato principal de San Telmo es el Paseo de la Historieta, un homenaje a cielo abierto a los grandes caricaturistas argentinos. Nombres como Dante Quinterno, Lino Palacio, Tabaré y Roberto Fontanarrosa acompañan al plato fuerte del barrio entero: el homenaje a Quino, materializado en una banca donde uno puede hacerse una selfie con la mismísima Mafalda.


Tres imperdibles

Hay ciertos lugares en los que confluyen elementos que definen la identidad de una ciudad y se vuelven puntos clave para comprenderla. Tal es el caso de estos tres sitios imperdibles de Buenos Aires.

Palacio Barolo
La belleza de este edificio no es la razón más importante por la cual visitarlo. Esta obra es la encarnación (siempre exagerada, casi enfermiza) del arraigo italiano en Argentina. Comisionado por el empresario Luis Barolo al arquitecto Mario Palanti como un edificio de oficinas, secretamente planeaban resguardar las cenizas de Dante Alighieri después de que Italia quedara eliminada del mapa tras las grandes guerras (lo cual, ambos estaban seguros de que sucedería). Las cenizas del poeta no están allí, pero el edificio es un homenaje a su Divina Comedia. Vale la pena tomar los tours guiados y escuchar el chisme completo.
Av. de Mayo 1370, Montserrat , Buenos Aires

Ateneo Grand Splendid
Argentina es el país con más altos índices de lectura en la región, y el que más ha contribuido a las letras latinoamericanas. Allí los escritores se hornean como empanadas y cada pocos años se ve brincar a algún Quiroga, Cortázar, Borges o Liniers. A lo mejor sus librerías son tan bonitas y completas debido a que allí vender libros es un negocio más redituable. La más bella de todas es el Ateneo Grand Splendid, que se encuentra dentro de un antiguo teatro, por lo que es un sitio ideal para echar a andar la imaginación y deambular leyendo una que otra contraportada. Dicen por ahí que es la librería más bonita del mundo, ¿será?
Av. Santa Fe 1860, Recoleta, Buenos Aires 

Calle Murillo
Parece increíble, pero todavía existen ciertos productos artesanales que no han sido captados por las garras de Amazon. Para quienes gustan de vestir con piezas únicas, vale la pena visitar las tiendas sobre la calle de Murillo. Quienes pensaban que la cultura gaucha era una cosa romántica del pasado, se sorprenderán al ver la evolución que ha tenido la tradición vaquera del Cono Sur. Los argentinos son los más duchos cuereros, y su tradición se ve materializada en prendas de vestir y accesorios en todos los colores, texturas y estilos. Chamarras, abrigos, carteras, monederos: todo para quien quiere sentirse gaucho.
Calle Murillo, Villa Crespo, Buenos Aires 


Tres escapadas

Situado a la orilla del Río de la Plata, Buenos Aires es un excelente punto de partida para explorar varios de los sitios turísticos más atractivos del Cono Sur.

Montevideo
Aunque no hay duda de que se puede ir y volver en un mismo día (el viaje en ferry dura entre dos y cuatro horas), sería muy recomendable darle un fin de semana completo. La capital uruguaya es la ciudad que ofrece mejor calidad de vida en toda Latinoamérica; aunque no faltarán lugares para dejarse querer, lo más vistosos son estos: Museo Nacional de Artes Visuales (la colección de pintura y escultura más grande de Uruguay), Teatro Solís (el mejor lugar de la ciudad para escuchar música en vivo), Pocitos (playa a la orilla del Río de la Plata), Mercado del Puerto (su estructura es un hito de la arquitectura del siglo XIX. Su comida también es genial), Estrecho (adorable y pequeño restaurante, quizá tenga lista de espera) y Fun Fun (bar histórico, para beber una tradicional «uvita»).
Para reservar el viaje en ferry: www.directferries.es 

Tigre
A tan sólo una hora y media en tren al noroeste de Buenos Aires se encuentra el poblado de Tigre. La manera más romántica de conocer este pueblo probablemente sea rentando un kayak y remando a la orilla del río, que parte por la mitad este pintoresco lugar; aunque también se puede caminar por el paseo Victoria a la orilla del río, mientras se observa la campirana arquitectura del siglo XIX, y detenerse a comer en cualquiera de los restaurantes con vista al agua, ver el atardecer pintar de rosa el río con una copa de vino en la mano y tomarse una de esas fotos que dan envidia a los colegas. Si se prefiere, también es posible visitar lugares más puntuales, como el Museo de Arte de Tigre (ubicado dentro del edificio más bello del poblado), el Museo del Mate y el Puerto de Frutos.
Tren: Subir en estación Retiro, línea Mitre, plataformas 1 o 2. Bajar en estación Tigre.

Colonia del Sacramento
Conocido simplemente como Colonia, este lugar se encuentra a poco más de una hora en ferry desde Buenos Aires. Su barrio antiguo, que fusiona los estilos coloniales españoles y portugueses, fue nombrado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Sus encantadoras callecitas angostas, empedradas y arboladas, son suficiente excusa para darse una vuelta, pero de cualquier forma estos cinco sitios son dignos de agregarse al itinerario: Calle de los Suspiros (simplemente para pasear y perderse en sus tienditas), el Faro (la mejor vista panorámica de la ciudad), Centro Cultural Bastión del Carmen (fuerte histórico, alberga exposiciones de arte y conciertos), Napo (pizzería relajada de excelente calidad, ideal para presupuestos apretados) y Charco Bistro (el restaurante con mejor reputación del puerto).
Para reservar el viaje en ferry: www.directferries.es

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